Dentro de un proceso de venta de la compañía (la A dentro del M&A) hay muchas cuestiones sobre las que tomar decisiones, pero una de ellas, indispensable, es el tipo de proceso que queremos seguir: ¿vamos a contactar a una selección de potenciales compradores? ¿tenemos claros quién queremos que sean? ¿queremos contactar a todos los que se pueda? ¿queremos que el proceso genere una sensación de subasta?
Todas estas preguntas requieren de contestación y os puedo asegurar que serán vitales a la hora de definir la probabilidad de que se cierre la operación con éxito y/o en caso de fracaso, genere continuidad en el negocio, es decir, que el proceso de venta no acabe debilitando más de lo necesario a la compañía (nunca se sabe qué puede pasar en un proceso así, creedme, puede ser muy frustrante).
Por lo tanto, una vez tomada la decisión de querer vender, hay dos variables (entre otras) que afectarán o incidirán en el tipo de proceso que queremos seguir y que escogeremos, y estas son:
1. Confidencialidad
En relación con la confidencialidad, conforme nos dirijamos a más potenciales compradores (mayor número), mayor será la probabilidad de que se haga totalmente pública la información de que la compañía está buscando una venta de la misma. Y por lo tanto, la sociedad estaría asumiendo mayor riesgo dado que la publicidad de este tipo de operaciones puede afectar al devenir de su propio negocio (por ejemplo con empleados enterándose y por lo tanto generando incertidumbre sobre sus futuros).
2. Precio
El precio, como en cualquier compraventa es un elemento indispensable y afectará como la que más a la hora de decidir qué tipo de proceso seguir. Cabe recalcar aquí que contra más potenciales compradores se introduzcan en el proceso de compra, mayor maximización del precio de venta podremos conseguir. Aquí incidirá, como en todo, la ley de la oferta y la demanda, contra más demanda mayor podrá ser el precio y viceversa.
Como veis, ambas variables van en direcciones opuestas a la hora de vender:
Contra más potenciales compradores, menor confidencialidad y mayor maximización del precio. Por otro lado, contra menos potenciales compradores participen en el proceso de venta, mayor confidencialidad en el mismo pero menor maximización del precio.
Esto quiere decir que estamos claramente ante una disyuntiva donde tendremos que elegir qué pesa más o dónde consideramos está nuestro equilibrio.
¿Qué tipología de procesos podemos seguir?
A continuación podréis ver, entender y leer sobre los 3 tipos de procesos básicos que se siguen y sobre los cuales hay que elegir a la hora de iniciar un proceso de compraventa:
A. Proceso Bilateral
Este proceso normalmente se dará cuando haya un comprador muy claro, bien porque así lo marque el mercado (caso reciente de Delivery Hero adquiriendo Glovo en LATAM) o porque haya una oferta o intención de compra encima de la mesa por una compañía.
Las ventajas esenciales aquí son la confidencialidad, la mayor que se puede alcanzar en un proceso de M&A, así como el menor impacto generado sobre la propia compañía, sobre su negocio. Tanto por la no alteración del equipo directivo (no hay un proceso de búsqueda abierta de compradores, contactos, reuniones etc) como del propio negocio. Ahora bien, como ya comentábamos al inicio, seleccionando esta opción no estaremos maximizando el precio de venta dado que estamos a la “merced” de la oferta que nos presente tan solo un potencial comprador.
B. Proceso Competitivo Restringido
Esta es la segunda opción, y cabe recalcar que suele ser la más escogida, dado que estamos ante dos mundos, el mundo de “proceso bilateral” y el de la “subasta abierta”.
Este proceso se caracteriza por el hecho de que se “invita” o se contacta a una selección de potenciales compradores (por ejemplo 10 empresas), los cuales son los que podrán pasar a formar parte de los que finalmente “pujen” u oferten por la sociedad.
La clave aquí está en la selección de estas 10 empresas. Si la selección es buena, la probabilidad de cerrar con éxito será mayor (que se interesen varios o al menos uno) y si la selección es brutal, esto implica que de esos 10 haya un número elevado de interesados, se conseguirá ir a un formato de “subasta” con un número de contactos acotados, de tal forma que el precio de venta se puede maximizar (mayor demanda = mayor precio, es la ley de la oferta y la demanda amigos). Ahora bien, si la selección es…dejémoslo en mala… puede que ninguno se interese y haya que incrementar la lista, haciendo a más compañías conocedoras de la intención de venta y por lo tanto perdiendo esa confidencialidad que pudiera existir.
C. Subasta Abierta
Este es el del “libre albedrío” (es un decir). Aquí la lista de compañías a las cuales se les va a contactar es mucho más abierta, en vez de hablar de 10 podemos estar hablando de 50, 100 si no hay suerte. Es una lista que se puede ir ampliando (como las demás) pero digamos que con menos preocupación.
La principal ventaja de este proceso es la maximización de precio. Como ya comentábamos antes, la ley de la oferta y la demanda, es decir, la mayor competencia por una misma puja podrá generar precios al alza. Ahora bien, la confidencialidad aquí es prácticamente inexistente y uno debe ser consciente de ello junto con los riesgos que entraña.
¿Con qué proceso quedarse?
Ya hemos comentado que la opción más popular suele ser la intermedia, es decir, el proceso competitivo restringido, pero no tiene porqué ser la idónea para ti y tu compañía. Cada caso es un mundo y es por ello que se tiene que tomar la decisión de manera personalizada, sopesando muy bien los contras, los riesgos sobre los que cada uno debe reflexionar.
La pregunta clave aquí realmente sería: ¿hasta qué punto estoy dispuesto a rebajar mi precio por conseguir una confidencialidad aceptable?
Las ventajas están claras pero los riesgos…los riesgos no. Debemos de enumerar todos los riesgos que puede haber en la pérdida de confidencialidad, cuantificarlos de la manera que podamos e incluso probabilizarlos para después tomar una decisión en base al precio de venta que nos han aconsejado, que sería de mercado o que podríamos obtener.
Aquí, como en muchas situaciones de la vida, todo o casi todo tiene un precio, y debemos decidir cuánto estamos dispuestos a dejar a un lado en pro de otras cosas.